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Combustión espontánea humana
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Combustión espontánea humana
La combustión espontánea es la incineración del cuerpo de una persona sin la aparente presencia de una fuente externa de ignición. Aunque la causa de tal combustión ha sido durante muchos años un completo misterio, en general hoy se acepta que la razón más probable de su ocurrencia es un fuego no espontáneo con efecto mecha.
Contenido
* 1 Características
* 2 Complicaciones
* 3 Teorías
o 3.1 El efecto mecha
o 3.2 El experimento
o 3.3 Fuego por descarga estática
o 3.4 Hipótesis general de mala identificación
o 3.5 John E. Heymer y su libro The Entrancing Flame
o 3.6 Larry Arnold y el pyroton
* 4 Uso en la ficción
* 5 Casos conocidos
* 6 Referencias
* 7 Véase también
* 8 Enlaces externos
Características
Hay muchas características que distinguen juntas una combustión espontánea de otros tipos de fuego:
* A pesar de su nombre, el fuego nunca empezó espontáneamente (es decir, el fuego nunca empezó por sí mismo), pues siempre hay algún medio de ignición presente.
* El fuego suele estar localizado en el cuerpo de la víctima. Los muebles y electrodomésticos cercanos a la víctima suelen quedar intactos. Los alrededores de la víctima sufren poco o ningún daño.
* El cuerpo de la víctima suele quedar mucho más quemado que en un incendio convencional. Las quemaduras, sin embargo, no se distribuyen uniformemente por todo el cuerpo. El torso suele quedar muy gravemente dañado, a veces reducido a cenizas, pero las extremidades de las víctimas suelen quedar intactas.
* La mayoría de los casos de combustión espontánea suceden bajo techo.
* Los electrodomésticos (por ejemplo, televisores) situados sobre un aparador o similar pueden sufrir daños.
* Las víctimas son con frecuencia mujeres.
* Las víctimas tienen con frecuencia sobrepeso.
* La mayoría de las víctimas también son consideradas alcohólicas.
* Nunca hay testigos oculares creíbles del proceso real de combustión.
Complicaciones
Al estar compuesto en gran parte por agua, el cuerpo humano no arde muy bien. Sin embargo, en muchos casos de combustión espontánea, los cuerpos de las víctimas fueron reducidos a cenizas. Para llegar el cuerpo a tal estado se necesitan temperaturas de más de 1.700°C. Incluso en los modernos crematorios, que alcanzan temperaturas cercanas a los 1.100°C, los huesos no se consumen completamente y tienen que ser molidos.
Muchos asesinos han intentado quemar a sus víctimas, a menudo en un intento de encubrir su crimen. Sin embargo, en cuanto el acelerante (químico, típicamente un líquido inflamable, usado para favorecer la ignición de un fuego) se consume la víctima deja de arder. Además, las investigaciones forenses no revelaron el uso de ningún acelerante en supuestos casos de combustión espontánea.
Así que por tanto un fuego ordinario tendría que haber sido extraordinariamente intenso para provocar el efecto observado en la víctima, pero por otra parte esto entra en contradicción con el daño limitado a los alrededores.
Teorías [editar]
Como con todo supuesto fenómeno paranormal, hay cierto número de teorías que intentan explicar cómo sucede la combustión espontánea. Una tiene una base científica, pero la mayoría, no. La explicación científica (con pequeñas variaciones) es la siguiente:
* La víctima muere repentinamente (por ejemplo de un ataque al corazón) o pierde la consciencia o la movilidad, por ejemplo debido a un exceso de alcohol.
* Un cigarrillo o alguna otra fuente de llamas prende las ropas de la víctima, que empiezan a arder, quizá por estar mojadas de alguna bebida alcohólica, y provocan la muerte de la víctima si ésta seguía viva.
* Se produce el efecto mecha (ver más abajo).
Hay numerosas teorías acientíficas y pseudocientíficas.
El efecto mecha
El efecto mecha es un fenómeno demostrado que puede ocurrir bajo ciertas condiciones, ha sido observado minuciosamente y reproduce totalmente las características de las supuestas combustiones espontáneas. Consiste en una combustión lenta en la que una persona resulta quemada por su propia grasa tras haber sido prendida, accidentalmente o de otra forma. Un cuerpo humano vestido o sobre un material poroso se comporta como una vela vuelta del revés: la fuente de combustible (grasa humana) está dentro y la mecha está fuera (las ropas de la víctima y una base porosa: una alfombra o moqueta, la cama, hojas secas, etc). Se produce así un suministro constante de combustible, a medida que la grasa que se derrite empapa las ropas de la víctima y el medio poroso. La grasa contiene una gran cantidad de energía debido a la presencia en ella de largas cadenas de hidrocarbonos.
El Dr. JD DeHaan del Instituto Criminalista de California, un experto forense en incendios y autoridad sobre el efecto mecha, ha estudiado, explicado y reproducido el efecto con éxito[1] y divulgado sus experimentos en documentales para la BBC y National Geographic Channel.[2] El interés de DeHaan por el fenómeno surgió al hallar en su trabajo forense el primer caso documentado en progreso de combustión humana por efecto mecha (un intento criminal de incineración del cuerpo del delito en una zona boscosa cuyo suelo vegetal actuó de "mecha").
En el caso de Henry Thomas, Heymer publicó en la revista New Scientist[3] una descripción de la escena y sus propias preguntas sobre lo que sospechaba que era un caso de combustión espontánea. En su siguiente número se publicó una refutación a cargo de David J.X. Halliday, de la Unidad de Investigación de Incendios de la Fuerza de Policía Metropolitana, afirmando entre otras cosas:
«Este proceso, que yo prefiero llamar combustión prolongada, suele alimentarse de la grasa que el fuego extrae del cuerpo. No es coincidencia que en muchos de los casos esta unidad haya encontrado que la víctima era obesa, y que siempre pasa mucho tiempo hasta que se descubra el fuego.»
«La verdad es que los ejemplos de combustión prolongada son raros, pero esto no debería ser considerado como prueba de que una fuente de ignición inusual está involucrada. De hecho, todos los casos investigados por esa unidad han sido resueltos a gusto de los jueces sin recurrir a la excusa de la combustión "espontánea".»[4]
El experimento
Usando un cerdo muerto envuelto en una manta y situado en una habitación simulada, la BBC propuso demostrar la teoría del efecto mecha en su programa de televisión científico Ciencias sobrenaturales. Se vertió una pequeña cantidad de gasolina sobre la manta para iniciar el fuego. Tras prender la gasolina, los investigadores dejaron arder la manta por sí misma. La temperatura del fuego fue medida regularmente y era de sólo unos 800°C. A medida que el fuego quemaba la piel del cerdo, su grasa subcutánea se derretía, fluyendo hasta la manta. La médula ósea, que contiene gran cantidad de grasa, también contribuyó al fuego. El mobiliario de alrededor no sufrió daños, aunque se fundió la carcasa de plástico de una televisión situada sobre un aparador. El fuego hubo de ser apagado manualmente después de siete horas, cuando la mayor parte del cuerpo del cerdo había sido reducida a cenizas.
Con este experimento, los investigadores de la BBC explicaron las siguientes características de la combustión espontánea:
* El fuego está altamente localizado: las llamas tenían menos de 50 centímetros de alto, por lo que el fuego normalmente no se propaga a los muebles cercanos.
* El cuerpo resulta severamente quemado: el fuego, relativamente no muy caliente, puede arder durante un largo periodo de tiempo, como ocurrió en el experimento, al ser alimentado por la propia grasa corporal de la víctima, lo que explica por qué el cuerpo puede arder durante tanto tiempo.
* Los electrodomésticos situados sobre aparadores o similares no se incendian: el fuego calentó continuamente el aire y produjo una corriente de convección, pero los objetos circundantes no se quemaron, fueron solamente afectados como en los escenarios conocidos: derretimientos de plásticos, etc.
Fuego por descarga estática
Esta teoría afirma que bajo ciertas circunstancias la electricidad estática sube hasta niveles tan peligrosos en el cuerpo humano que una descarga en forma de chispa puede prender las ropas.
Un shock eléctrico estático perceptible creado al realizar ciertas actividades mide típicamente 3.000 voltios. La carga eléctrica puede subir a niveles muchos más altos dependiendo de otras condiciones tales como la humedad. Caminar por una alfombra puede crear una diferencia de potencial de 1.500 a 35.000 voltios.
Las descargas de electricidad estática pueden prender los gases de hidrocarburos en las gasolineras, y son una de las posibles causas de explosiones en las mismas que popular pero erróneamente se creen causadas por las radiaciones de los teléfonos móviles. El 70% de estos sucesos ocurren en un clima frío y seco, que favorece la carga de electricidad estática.
El fenómeno de enormes cargas estáticas en cuerpos humanos fue advertido por primera vez por el profesor Robin Beach del Instituto Politécnico de Brooklyn. El profesor Beach creía que alguna persona podía llegar a acumular la suficiente carga estática como para prender materiales inflamables al contacto con su cuerpo. Aunque propuso esto como una posible causa para los casos de combustión espontánea, Beach no creía que hubiera una relación con la presunta combustión espontánea genuina, puesto que ninguna forma conocida de descarga electrostática podría hacer que los tejidos de cuerpo humano ardiesen. Sí creía que una descarga estática lo suficientemente fuerte podía provocar la ignición de polvo o pelusa en la ropa.
John E. Heymer da en su libro The Entrancing Flame dos ejemplos de supervivientes de descargas estáticas potencialmente fatales, ambos con testimonios oculares. Los testimonios aparecen como declaraciones escritas y firmadas, omitiendo algunos detalles para preservar la intimidad de los testigos. Dichos casos son:
* Debbie Clark,[5] quien en septiembre de 1985 observó que ráfagas de luz azul emanaban ocasionalmente de su cuerpo.
* Susan Motteshead,[6] quien en el invierno de 1980 sufrió un incendio espontáneo de sus ropas, según el testimonio de su hija.
Hipótesis general de mala identificación [editar]
Esta hipótesis afirma que en los casos son simples fuegos normales en los que la causa no ha sido identificada. Esto no excluye necesariamente el efecto mecha ni la descarga estática.
Un caso histórico influyente de mala identificación es el de la condesa Gorlitz.[7] En 1847, el conde Gorlitz llegó a casa (vivía en la región de Darmstadt) y no pudo encontrar a su esposa. Cuando se forzó la puerta de su habitación privada se halló su cuerpo parcialmente incinerado. La habitación había sufrido daños por el fuego y estaba desordenada, con una puerta y las ventanas rotas. También se halló que el escritorio se había quemado y su espejo se había roto. Las velas de la habitación también se habían fundido. Surgió la cuestión de si esta muerte (en una habitación aparentemente cerrada) había sido provocada por la combustión espontánea.
Tres años después un hombre llamado Stauff, antiguo sirviente de la condesa, fue acusado de su asesinato. Fue arrestado, juzgado y condenado. Stauff confesó que había ido a la habitación de la condesa y que al ver joyas y dinero allí sintió tentaciones. La condesa regresó inesperadamente y le sorprendió con las manos en la masa. En la subsiguiente pelea, Stauff la estranguló. Para encubrir su crimen, amontonó objetos combustibles sobre el escritorio y les prendió fuego. Su intención fue destruir toda la habitación.
Éste es un caso claro de un asesino intentando borrar sus huellas, pero la hipótesis de mala identificación no propone una única causa para las presuntas combustiones espontáneas. En lugar de ello, la teoría sostiene que cierto número de casos de incendios sin resolver han forjado el mito predominante de la combustión espontánea.
En tiempos modernos, Beard y Drysdale[8] citan el siguiente ejemplo de mala identificación:
«Un hombre anónimo dejaba su lugar de trabajo (presumiblemente un garaje o similar, por razones que quedarán claras inmediatamente) cuando encendió un cigarrillo y quedó inmediatamente envuelto en llamas. Resultó que la víctima había tenido la costumbre de usar aire comprimido para limpiar sus ropas de restos de basura. En esa ocasión la víctima había usado accidentalmente oxígeno puro, incrementando temporalmente (pero enormemente) la inflamabilidad de su ropa.»
Dentro de la hipótesis de mala identificación hay dos corrientes de opinión principales, que no se excluyen mutuamente. Suele aludirse a ellas como las teorías del efecto mecha y de la descarga estática.
John E. Heymer y su libro The Entrancing Flame
Descrito por Joe Nickell como un «minero inglés convertido en guardia», John E. Heymer escribió en 1996 un libro titulado The Entrancing Flame (en inglés «La llama fascinante» o «La llama encantadora», que en realidad es un juego de palabras).
El libro se titula así por la conclusión deductiva a la que el autor ha llegado tras examinar varios casos: que las víctimas de combustión espontánea son personas solitarias que caen en trance inmediatamente antes de la incineración
Heymer sugiere que en estas personas con desequilibrios emocionales, un proceso psicosomático puede disparar una reacción en cadena liberando hidrógeno y oxígeno dentro del cuerpo, detonando una reacción en cadena de explosiones mitocondriales. Las teorías de Heymer han encontrado muy poco apoyo. A su vez, han llevado a confusión: Ian Simmons, en una crítica del libro The Entrancing Flame, criticó a Heymer de la siguiente manera: «Parece estar bajo la ilusión de que el hidrógeno y el oxígeno existen como gases en la mitocondria celular y por lo tanto vulnerables a la ignición, que de hecho, no es el caso.»[9]
Larry Arnold y el pyroton
Larry Arnold es un investigador privado, que ha dedicado una gran parte de su tiempo a la controversia de la combustión espontánea. Es el director de una organización llamada "Parascience International".
En su libro de 1995 sobre la combustión espontánea titulado Ablaze! (¡En llamas!) especula con la existencia de una partícula subatómica aún desconocida a la que se refiere como pyroton, que sería emitida en los rayos cósmicos. Normalmente esta partícula pasaría a través del cuerpo sin interactuar con él, como un neutrino, pero ocasionalmente, al colisionar con un núcleo celular podría desatar una reacción en cadena que destruye el cuerpo por completo.
Las reacciones frente a su teoría son casi unánimemente negativas.
En 1996, en un artículo de Fortean Times, Ian Simmons dijo: «No hay, sin embargo, ninguna evidencia para tal partícula e inventarla simplemente para explicar la combustión espontánea no es buen candidato para explicar el fenómeno.»[9]
Uso en la ficción
La combustión espontánea humana se usa ocasionalmente en las obras de ficción. Charles Dickens la usó como un recurso argumental en su novela La casa desierta (1853), lo que atrajo la atención sobre el fenómeno. La serie de televisión Picket Fences incluyó un episodio en el que un personaje habitual moría de esta forma. El experimento del efecto mecha fue reconstruído en el episodio Face Lift de la serie de televisión CSI: Las Vegas. La película This Is Spinal Tap incluye varias referencias a la combustión espontánea humana, pues dos de los baterías de la banda ficticia «explotaron sobre el escenario», en palabras de la propia banda.
La película Combustión espontánea (1990) protagonizada por Brad Dourif hace referencia a muchos hechos que han sido advertidos en casos de combustión espontánea. Por razones relevantes para la trama, la causa del fenómeno se atribuye en la película a envenenamiento por radiación.
En el 2º episodio de la 3ª temporada de South Park, titulado Combustión espontánea, algunos de los vecinos de la ciudad mueren por combustión espontánea al prolongar en exceso sus flatulencias.
En la novela de Madison Smartt Bell Esperando el fin del mundo el protagonista muere por combustión espontánea.
En el episodio Confianza y paranoia de la telecomedia de la BBC Enano Rojo se informa al protagonista, Dave Lister, que un comandante anterior de Varsovia ardió espontáneamente. Dave se contagia entonces de un virus que materializa sus pensamientos inconscientes, lo que provoca que el comandante de Varsovia aparezca en la nave y luego explote.
También en la serie de televisión Expediente X la combustión espontánea es una de las especulaciones propuestas en diversos casos que investigan, sin acertar en ninguno de ellos.
La letra de la canción Pardon Me de la banda Incubus hace referencia a la combustión espontánea. La canción Fire of Unknown Origin de Blue Oyster Cult también se refiere a este fenómeno.
Casos conocidos
* Robert Francis Bailey
* John Irving Bentley
* George I. Mott
* Mrs. Mary Hardy Reeser
* Jeannie Saffin
* Henry Thomas
* Beatrice Oczki
* Alan J. Hinkle
Testimonios:
Analizamos el fenómeno de la combustión espontánea. El 24 de agosto de 1998, mientras realizaba unas compras, Jackie Park dejó a su madre, de 82 años, en el coche. Minutos después el vehículo comenzó a arder misteriosamente. La policía no pudo identificar el origen del fuego. Este suceso, ocurrido en Australia, es uno de los últimos casos conocidos de combustión humana espontánea, un fenómeno del que existen numerosos episodios documentados, pero ninguna explicación convincente.
El 1 de julio de 1951, a las 21.00 horas, el doctor Richard Reeser se despidió de su madre, la señora Mary Hardy Reeser, de 67 años, que vivía sola en una habitación alquilada en casa del matrimonio Carpenter, en la calle Cherry de St. Petersburg (Florida, EE.UU.). Una hora más tarde, la señora Carpenter y una vecina entraron en su cuarto para desearle buenas noches. Mary estaba sentada en un sillón y fumaba un cigarrillo.
A las 8 de la mañana, un mozo trajo un telegrama para la señora Reeser. Cuando la señora Carpenter fue a entregárselo y puso su mano sobre el pomo de la puerta, la retiró con un grito, pues se había quemado. Asustada, salió corriendo y pidió ayuda a unos obreros. Al echar la puerta abajo éstos se encontraron con un espectáculo que les llenó de horror. Dentro de un círculo apenas mayor de un metro, en el suelo, cerca de la ventana abierta, aparecían algunos muelles de acero del sillón y los restos de la señora Reeser: fragmentos de hígado adheridos a un trozo de columna vertebral, el cráneo reducido al tamaño de una pelota de tenis, un pie enfundado en una zapatilla negra y un montón de cenizas.
Fuera de este círculo ningún elemento del mobiliario había ardido. La policía llegó enseguida y poco después los bomberos y el cuerpo médico. Las paredes estaban cubiertas de un hollín grasiento a partir de un metro del suelo y hasta el techo. También en el círculo del suelo se encontró una capa de grasa. No había el característico olor a carne quemada, pero sí señales de un calor intenso. Las cenizas fueron enviadas al FBI, pero los análisis no revelaron la existencia de producto alguno que pudiese iniciar o acelerar la combustión.
El doctor Wilton M. Krogman, profesor de antropología en la Universidad de Pennsylvania, que investigó el caso, tampoco encontró explicación: “Es la cosa más misteriosa que he visto. Si estuviéramos en la Edad Media casi se hablaría de magia negra”. Jamás había visto fuera de un crematorio un cuerpo tan carbonizado, ni un cráneo reducido por el fuego: “Nunca he visto que un cráneo humano se encoja debido al calor intenso. Siempre sucede lo contrario: se infla o estalla”. Los periódicos se refirieron a este suceso como el “caso de la mujer de cenizas”.
La extraña muerte de la señora Reeser es uno de los ejemplos mejor documentados de combustión humana espontánea (SHC, según sus siglas en inglés), de la que entre 1600 y 1900 se notificaron 97 casos en Europa occidental y EE.UU. En el libro Spontaneous Human Combustion, de Jenny Randles y Peter Hough, se recogen al menos 25 casos comprobados de este fenómeno durante el siglo XX. El primero en recopilar estos extraños sucesos fue el francés Jonas Dupont, quien en 1763 publicó De Incendiis Corporis Humani Spontaneis.
Dupont se inspiró en un caso de la época, la extraña muerte de Nicole Millet, una anciana alcohólica a la que su marido, Jean Millet, propietario de una taberna en Reims (Francia) encontró calcinada. Sólo las piernas, parte de la cabeza, algunas vértebras dorsales y otros huesos largos pudieron ser identificados. El resto de madame Millet había quedado reducido a una masa negruzca y grasienta. Como Jean mantenía una relación amorosa con una joven camarera, la policía le acusó de asesinato. Fue sentenciado a muerte, pero en el último momento el joven cirujano Nicholas Le Cat convenció al jurado de su inocencia al aportar numerosos informes sobre SHC.
Otro caso muy famoso fue el de la condesa Cornelia de Bandi, ocurrido en Cesena (Italia). La mañana del 14 de marzo de 1731 una doncella encontró junto a su cama un montón de cenizas que envolvían las piernas de la anciana con los calcetines intactos, su cráneo y tres dedos ennegrecidos. Ninguno de los muebles de la habitación había sufrido el más mínimo daño.
Si pinchamos sobre la palabra spoiler aparecera la imagen.
Contenido
* 1 Características
* 2 Complicaciones
* 3 Teorías
o 3.1 El efecto mecha
o 3.2 El experimento
o 3.3 Fuego por descarga estática
o 3.4 Hipótesis general de mala identificación
o 3.5 John E. Heymer y su libro The Entrancing Flame
o 3.6 Larry Arnold y el pyroton
* 4 Uso en la ficción
* 5 Casos conocidos
* 6 Referencias
* 7 Véase también
* 8 Enlaces externos
Características
Hay muchas características que distinguen juntas una combustión espontánea de otros tipos de fuego:
* A pesar de su nombre, el fuego nunca empezó espontáneamente (es decir, el fuego nunca empezó por sí mismo), pues siempre hay algún medio de ignición presente.
* El fuego suele estar localizado en el cuerpo de la víctima. Los muebles y electrodomésticos cercanos a la víctima suelen quedar intactos. Los alrededores de la víctima sufren poco o ningún daño.
* El cuerpo de la víctima suele quedar mucho más quemado que en un incendio convencional. Las quemaduras, sin embargo, no se distribuyen uniformemente por todo el cuerpo. El torso suele quedar muy gravemente dañado, a veces reducido a cenizas, pero las extremidades de las víctimas suelen quedar intactas.
* La mayoría de los casos de combustión espontánea suceden bajo techo.
* Los electrodomésticos (por ejemplo, televisores) situados sobre un aparador o similar pueden sufrir daños.
* Las víctimas son con frecuencia mujeres.
* Las víctimas tienen con frecuencia sobrepeso.
* La mayoría de las víctimas también son consideradas alcohólicas.
* Nunca hay testigos oculares creíbles del proceso real de combustión.
Complicaciones
Al estar compuesto en gran parte por agua, el cuerpo humano no arde muy bien. Sin embargo, en muchos casos de combustión espontánea, los cuerpos de las víctimas fueron reducidos a cenizas. Para llegar el cuerpo a tal estado se necesitan temperaturas de más de 1.700°C. Incluso en los modernos crematorios, que alcanzan temperaturas cercanas a los 1.100°C, los huesos no se consumen completamente y tienen que ser molidos.
Muchos asesinos han intentado quemar a sus víctimas, a menudo en un intento de encubrir su crimen. Sin embargo, en cuanto el acelerante (químico, típicamente un líquido inflamable, usado para favorecer la ignición de un fuego) se consume la víctima deja de arder. Además, las investigaciones forenses no revelaron el uso de ningún acelerante en supuestos casos de combustión espontánea.
Así que por tanto un fuego ordinario tendría que haber sido extraordinariamente intenso para provocar el efecto observado en la víctima, pero por otra parte esto entra en contradicción con el daño limitado a los alrededores.
Teorías [editar]
Como con todo supuesto fenómeno paranormal, hay cierto número de teorías que intentan explicar cómo sucede la combustión espontánea. Una tiene una base científica, pero la mayoría, no. La explicación científica (con pequeñas variaciones) es la siguiente:
* La víctima muere repentinamente (por ejemplo de un ataque al corazón) o pierde la consciencia o la movilidad, por ejemplo debido a un exceso de alcohol.
* Un cigarrillo o alguna otra fuente de llamas prende las ropas de la víctima, que empiezan a arder, quizá por estar mojadas de alguna bebida alcohólica, y provocan la muerte de la víctima si ésta seguía viva.
* Se produce el efecto mecha (ver más abajo).
Hay numerosas teorías acientíficas y pseudocientíficas.
El efecto mecha
El efecto mecha es un fenómeno demostrado que puede ocurrir bajo ciertas condiciones, ha sido observado minuciosamente y reproduce totalmente las características de las supuestas combustiones espontáneas. Consiste en una combustión lenta en la que una persona resulta quemada por su propia grasa tras haber sido prendida, accidentalmente o de otra forma. Un cuerpo humano vestido o sobre un material poroso se comporta como una vela vuelta del revés: la fuente de combustible (grasa humana) está dentro y la mecha está fuera (las ropas de la víctima y una base porosa: una alfombra o moqueta, la cama, hojas secas, etc). Se produce así un suministro constante de combustible, a medida que la grasa que se derrite empapa las ropas de la víctima y el medio poroso. La grasa contiene una gran cantidad de energía debido a la presencia en ella de largas cadenas de hidrocarbonos.
El Dr. JD DeHaan del Instituto Criminalista de California, un experto forense en incendios y autoridad sobre el efecto mecha, ha estudiado, explicado y reproducido el efecto con éxito[1] y divulgado sus experimentos en documentales para la BBC y National Geographic Channel.[2] El interés de DeHaan por el fenómeno surgió al hallar en su trabajo forense el primer caso documentado en progreso de combustión humana por efecto mecha (un intento criminal de incineración del cuerpo del delito en una zona boscosa cuyo suelo vegetal actuó de "mecha").
En el caso de Henry Thomas, Heymer publicó en la revista New Scientist[3] una descripción de la escena y sus propias preguntas sobre lo que sospechaba que era un caso de combustión espontánea. En su siguiente número se publicó una refutación a cargo de David J.X. Halliday, de la Unidad de Investigación de Incendios de la Fuerza de Policía Metropolitana, afirmando entre otras cosas:
«Este proceso, que yo prefiero llamar combustión prolongada, suele alimentarse de la grasa que el fuego extrae del cuerpo. No es coincidencia que en muchos de los casos esta unidad haya encontrado que la víctima era obesa, y que siempre pasa mucho tiempo hasta que se descubra el fuego.»
«La verdad es que los ejemplos de combustión prolongada son raros, pero esto no debería ser considerado como prueba de que una fuente de ignición inusual está involucrada. De hecho, todos los casos investigados por esa unidad han sido resueltos a gusto de los jueces sin recurrir a la excusa de la combustión "espontánea".»[4]
El experimento
Usando un cerdo muerto envuelto en una manta y situado en una habitación simulada, la BBC propuso demostrar la teoría del efecto mecha en su programa de televisión científico Ciencias sobrenaturales. Se vertió una pequeña cantidad de gasolina sobre la manta para iniciar el fuego. Tras prender la gasolina, los investigadores dejaron arder la manta por sí misma. La temperatura del fuego fue medida regularmente y era de sólo unos 800°C. A medida que el fuego quemaba la piel del cerdo, su grasa subcutánea se derretía, fluyendo hasta la manta. La médula ósea, que contiene gran cantidad de grasa, también contribuyó al fuego. El mobiliario de alrededor no sufrió daños, aunque se fundió la carcasa de plástico de una televisión situada sobre un aparador. El fuego hubo de ser apagado manualmente después de siete horas, cuando la mayor parte del cuerpo del cerdo había sido reducida a cenizas.
Con este experimento, los investigadores de la BBC explicaron las siguientes características de la combustión espontánea:
* El fuego está altamente localizado: las llamas tenían menos de 50 centímetros de alto, por lo que el fuego normalmente no se propaga a los muebles cercanos.
* El cuerpo resulta severamente quemado: el fuego, relativamente no muy caliente, puede arder durante un largo periodo de tiempo, como ocurrió en el experimento, al ser alimentado por la propia grasa corporal de la víctima, lo que explica por qué el cuerpo puede arder durante tanto tiempo.
* Los electrodomésticos situados sobre aparadores o similares no se incendian: el fuego calentó continuamente el aire y produjo una corriente de convección, pero los objetos circundantes no se quemaron, fueron solamente afectados como en los escenarios conocidos: derretimientos de plásticos, etc.
Fuego por descarga estática
Esta teoría afirma que bajo ciertas circunstancias la electricidad estática sube hasta niveles tan peligrosos en el cuerpo humano que una descarga en forma de chispa puede prender las ropas.
Un shock eléctrico estático perceptible creado al realizar ciertas actividades mide típicamente 3.000 voltios. La carga eléctrica puede subir a niveles muchos más altos dependiendo de otras condiciones tales como la humedad. Caminar por una alfombra puede crear una diferencia de potencial de 1.500 a 35.000 voltios.
Las descargas de electricidad estática pueden prender los gases de hidrocarburos en las gasolineras, y son una de las posibles causas de explosiones en las mismas que popular pero erróneamente se creen causadas por las radiaciones de los teléfonos móviles. El 70% de estos sucesos ocurren en un clima frío y seco, que favorece la carga de electricidad estática.
El fenómeno de enormes cargas estáticas en cuerpos humanos fue advertido por primera vez por el profesor Robin Beach del Instituto Politécnico de Brooklyn. El profesor Beach creía que alguna persona podía llegar a acumular la suficiente carga estática como para prender materiales inflamables al contacto con su cuerpo. Aunque propuso esto como una posible causa para los casos de combustión espontánea, Beach no creía que hubiera una relación con la presunta combustión espontánea genuina, puesto que ninguna forma conocida de descarga electrostática podría hacer que los tejidos de cuerpo humano ardiesen. Sí creía que una descarga estática lo suficientemente fuerte podía provocar la ignición de polvo o pelusa en la ropa.
John E. Heymer da en su libro The Entrancing Flame dos ejemplos de supervivientes de descargas estáticas potencialmente fatales, ambos con testimonios oculares. Los testimonios aparecen como declaraciones escritas y firmadas, omitiendo algunos detalles para preservar la intimidad de los testigos. Dichos casos son:
* Debbie Clark,[5] quien en septiembre de 1985 observó que ráfagas de luz azul emanaban ocasionalmente de su cuerpo.
* Susan Motteshead,[6] quien en el invierno de 1980 sufrió un incendio espontáneo de sus ropas, según el testimonio de su hija.
Hipótesis general de mala identificación [editar]
Esta hipótesis afirma que en los casos son simples fuegos normales en los que la causa no ha sido identificada. Esto no excluye necesariamente el efecto mecha ni la descarga estática.
Un caso histórico influyente de mala identificación es el de la condesa Gorlitz.[7] En 1847, el conde Gorlitz llegó a casa (vivía en la región de Darmstadt) y no pudo encontrar a su esposa. Cuando se forzó la puerta de su habitación privada se halló su cuerpo parcialmente incinerado. La habitación había sufrido daños por el fuego y estaba desordenada, con una puerta y las ventanas rotas. También se halló que el escritorio se había quemado y su espejo se había roto. Las velas de la habitación también se habían fundido. Surgió la cuestión de si esta muerte (en una habitación aparentemente cerrada) había sido provocada por la combustión espontánea.
Tres años después un hombre llamado Stauff, antiguo sirviente de la condesa, fue acusado de su asesinato. Fue arrestado, juzgado y condenado. Stauff confesó que había ido a la habitación de la condesa y que al ver joyas y dinero allí sintió tentaciones. La condesa regresó inesperadamente y le sorprendió con las manos en la masa. En la subsiguiente pelea, Stauff la estranguló. Para encubrir su crimen, amontonó objetos combustibles sobre el escritorio y les prendió fuego. Su intención fue destruir toda la habitación.
Éste es un caso claro de un asesino intentando borrar sus huellas, pero la hipótesis de mala identificación no propone una única causa para las presuntas combustiones espontáneas. En lugar de ello, la teoría sostiene que cierto número de casos de incendios sin resolver han forjado el mito predominante de la combustión espontánea.
En tiempos modernos, Beard y Drysdale[8] citan el siguiente ejemplo de mala identificación:
«Un hombre anónimo dejaba su lugar de trabajo (presumiblemente un garaje o similar, por razones que quedarán claras inmediatamente) cuando encendió un cigarrillo y quedó inmediatamente envuelto en llamas. Resultó que la víctima había tenido la costumbre de usar aire comprimido para limpiar sus ropas de restos de basura. En esa ocasión la víctima había usado accidentalmente oxígeno puro, incrementando temporalmente (pero enormemente) la inflamabilidad de su ropa.»
Dentro de la hipótesis de mala identificación hay dos corrientes de opinión principales, que no se excluyen mutuamente. Suele aludirse a ellas como las teorías del efecto mecha y de la descarga estática.
John E. Heymer y su libro The Entrancing Flame
Descrito por Joe Nickell como un «minero inglés convertido en guardia», John E. Heymer escribió en 1996 un libro titulado The Entrancing Flame (en inglés «La llama fascinante» o «La llama encantadora», que en realidad es un juego de palabras).
El libro se titula así por la conclusión deductiva a la que el autor ha llegado tras examinar varios casos: que las víctimas de combustión espontánea son personas solitarias que caen en trance inmediatamente antes de la incineración
Heymer sugiere que en estas personas con desequilibrios emocionales, un proceso psicosomático puede disparar una reacción en cadena liberando hidrógeno y oxígeno dentro del cuerpo, detonando una reacción en cadena de explosiones mitocondriales. Las teorías de Heymer han encontrado muy poco apoyo. A su vez, han llevado a confusión: Ian Simmons, en una crítica del libro The Entrancing Flame, criticó a Heymer de la siguiente manera: «Parece estar bajo la ilusión de que el hidrógeno y el oxígeno existen como gases en la mitocondria celular y por lo tanto vulnerables a la ignición, que de hecho, no es el caso.»[9]
Larry Arnold y el pyroton
Larry Arnold es un investigador privado, que ha dedicado una gran parte de su tiempo a la controversia de la combustión espontánea. Es el director de una organización llamada "Parascience International".
En su libro de 1995 sobre la combustión espontánea titulado Ablaze! (¡En llamas!) especula con la existencia de una partícula subatómica aún desconocida a la que se refiere como pyroton, que sería emitida en los rayos cósmicos. Normalmente esta partícula pasaría a través del cuerpo sin interactuar con él, como un neutrino, pero ocasionalmente, al colisionar con un núcleo celular podría desatar una reacción en cadena que destruye el cuerpo por completo.
Las reacciones frente a su teoría son casi unánimemente negativas.
En 1996, en un artículo de Fortean Times, Ian Simmons dijo: «No hay, sin embargo, ninguna evidencia para tal partícula e inventarla simplemente para explicar la combustión espontánea no es buen candidato para explicar el fenómeno.»[9]
Uso en la ficción
La combustión espontánea humana se usa ocasionalmente en las obras de ficción. Charles Dickens la usó como un recurso argumental en su novela La casa desierta (1853), lo que atrajo la atención sobre el fenómeno. La serie de televisión Picket Fences incluyó un episodio en el que un personaje habitual moría de esta forma. El experimento del efecto mecha fue reconstruído en el episodio Face Lift de la serie de televisión CSI: Las Vegas. La película This Is Spinal Tap incluye varias referencias a la combustión espontánea humana, pues dos de los baterías de la banda ficticia «explotaron sobre el escenario», en palabras de la propia banda.
La película Combustión espontánea (1990) protagonizada por Brad Dourif hace referencia a muchos hechos que han sido advertidos en casos de combustión espontánea. Por razones relevantes para la trama, la causa del fenómeno se atribuye en la película a envenenamiento por radiación.
En el 2º episodio de la 3ª temporada de South Park, titulado Combustión espontánea, algunos de los vecinos de la ciudad mueren por combustión espontánea al prolongar en exceso sus flatulencias.
En la novela de Madison Smartt Bell Esperando el fin del mundo el protagonista muere por combustión espontánea.
En el episodio Confianza y paranoia de la telecomedia de la BBC Enano Rojo se informa al protagonista, Dave Lister, que un comandante anterior de Varsovia ardió espontáneamente. Dave se contagia entonces de un virus que materializa sus pensamientos inconscientes, lo que provoca que el comandante de Varsovia aparezca en la nave y luego explote.
También en la serie de televisión Expediente X la combustión espontánea es una de las especulaciones propuestas en diversos casos que investigan, sin acertar en ninguno de ellos.
La letra de la canción Pardon Me de la banda Incubus hace referencia a la combustión espontánea. La canción Fire of Unknown Origin de Blue Oyster Cult también se refiere a este fenómeno.
Casos conocidos
* Robert Francis Bailey
* John Irving Bentley
* George I. Mott
* Mrs. Mary Hardy Reeser
* Jeannie Saffin
* Henry Thomas
* Beatrice Oczki
* Alan J. Hinkle
Testimonios:
Analizamos el fenómeno de la combustión espontánea. El 24 de agosto de 1998, mientras realizaba unas compras, Jackie Park dejó a su madre, de 82 años, en el coche. Minutos después el vehículo comenzó a arder misteriosamente. La policía no pudo identificar el origen del fuego. Este suceso, ocurrido en Australia, es uno de los últimos casos conocidos de combustión humana espontánea, un fenómeno del que existen numerosos episodios documentados, pero ninguna explicación convincente.
El 1 de julio de 1951, a las 21.00 horas, el doctor Richard Reeser se despidió de su madre, la señora Mary Hardy Reeser, de 67 años, que vivía sola en una habitación alquilada en casa del matrimonio Carpenter, en la calle Cherry de St. Petersburg (Florida, EE.UU.). Una hora más tarde, la señora Carpenter y una vecina entraron en su cuarto para desearle buenas noches. Mary estaba sentada en un sillón y fumaba un cigarrillo.
A las 8 de la mañana, un mozo trajo un telegrama para la señora Reeser. Cuando la señora Carpenter fue a entregárselo y puso su mano sobre el pomo de la puerta, la retiró con un grito, pues se había quemado. Asustada, salió corriendo y pidió ayuda a unos obreros. Al echar la puerta abajo éstos se encontraron con un espectáculo que les llenó de horror. Dentro de un círculo apenas mayor de un metro, en el suelo, cerca de la ventana abierta, aparecían algunos muelles de acero del sillón y los restos de la señora Reeser: fragmentos de hígado adheridos a un trozo de columna vertebral, el cráneo reducido al tamaño de una pelota de tenis, un pie enfundado en una zapatilla negra y un montón de cenizas.
Fuera de este círculo ningún elemento del mobiliario había ardido. La policía llegó enseguida y poco después los bomberos y el cuerpo médico. Las paredes estaban cubiertas de un hollín grasiento a partir de un metro del suelo y hasta el techo. También en el círculo del suelo se encontró una capa de grasa. No había el característico olor a carne quemada, pero sí señales de un calor intenso. Las cenizas fueron enviadas al FBI, pero los análisis no revelaron la existencia de producto alguno que pudiese iniciar o acelerar la combustión.
El doctor Wilton M. Krogman, profesor de antropología en la Universidad de Pennsylvania, que investigó el caso, tampoco encontró explicación: “Es la cosa más misteriosa que he visto. Si estuviéramos en la Edad Media casi se hablaría de magia negra”. Jamás había visto fuera de un crematorio un cuerpo tan carbonizado, ni un cráneo reducido por el fuego: “Nunca he visto que un cráneo humano se encoja debido al calor intenso. Siempre sucede lo contrario: se infla o estalla”. Los periódicos se refirieron a este suceso como el “caso de la mujer de cenizas”.
La extraña muerte de la señora Reeser es uno de los ejemplos mejor documentados de combustión humana espontánea (SHC, según sus siglas en inglés), de la que entre 1600 y 1900 se notificaron 97 casos en Europa occidental y EE.UU. En el libro Spontaneous Human Combustion, de Jenny Randles y Peter Hough, se recogen al menos 25 casos comprobados de este fenómeno durante el siglo XX. El primero en recopilar estos extraños sucesos fue el francés Jonas Dupont, quien en 1763 publicó De Incendiis Corporis Humani Spontaneis.
Dupont se inspiró en un caso de la época, la extraña muerte de Nicole Millet, una anciana alcohólica a la que su marido, Jean Millet, propietario de una taberna en Reims (Francia) encontró calcinada. Sólo las piernas, parte de la cabeza, algunas vértebras dorsales y otros huesos largos pudieron ser identificados. El resto de madame Millet había quedado reducido a una masa negruzca y grasienta. Como Jean mantenía una relación amorosa con una joven camarera, la policía le acusó de asesinato. Fue sentenciado a muerte, pero en el último momento el joven cirujano Nicholas Le Cat convenció al jurado de su inocencia al aportar numerosos informes sobre SHC.
Otro caso muy famoso fue el de la condesa Cornelia de Bandi, ocurrido en Cesena (Italia). La mañana del 14 de marzo de 1731 una doncella encontró junto a su cama un montón de cenizas que envolvían las piernas de la anciana con los calcetines intactos, su cráneo y tres dedos ennegrecidos. Ninguno de los muebles de la habitación había sufrido el más mínimo daño.
Si pinchamos sobre la palabra spoiler aparecera la imagen.
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Re: Combustión espontánea humana
Siempre me ha fascinado e intrigado este tema. Y sigo pensando que aún ni nos acercamos a la causa del fenómeno.
Por cierto. Sois seguidores/habeis visto episodios de Stargate? Os habeis fijado en lo que sucede si alguien está cerca de la puerta cuando se abre? Y como quedan? Que casualidad, no? Otra hipótesis más.
Por cierto. Sois seguidores/habeis visto episodios de Stargate? Os habeis fijado en lo que sucede si alguien está cerca de la puerta cuando se abre? Y como quedan? Que casualidad, no? Otra hipótesis más.
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